Manejar la diabetes tipo 1 (T1D) requiere un enfoque multidisciplinario con las derivaciones apropiadas a especialistas, incluidos nefrólogos, optometristas y oftalmólogos, cardiólogos, podólogos y endocrinólogos para monitorear a los pacientes por complicaciones relacionadas con la diabetes.
El pediatra puede ser el médico principal visto en niños, típicamente con el apoyo de un endocrinólogo pediátrico. Los adultos pueden ser seguidos por su médico de atención primaria, nuevamente con el apoyo de un endocrinólogo.
Los educadores certificados en diabetes proporcionan educación personalizada y apoyo para el autocontrol de la diabetes. Los dietistas registrados son importantes para el apoyo nutricional adecuado. Los farmacéuticos son útiles para la educación y manejo de medicamentos.1
Para pacientes que reciben inmunoterapia infusible, añada al enfermero de infusión al equipo.
Los clínicos que ven pacientes en riesgo de T1D, incluyendo médicos de atención primaria, pediatras, endocrinólogos, endocrinólogos pediátricos y otros miembros del equipo de atención médica, están en la primera línea del nuevo paradigma en T1D: la capacidad de ralentizar la progresión de la enfermedad. Sin embargo, requiere que los pacientes de alto riesgo—posiblemente todos los pacientes—sean examinados en busca de autoanticuerpos de la enfermedad.2
El cribado debe incluir:
Clasificar a los pacientes según las guías de estadiaje de la Asociación Americana de Diabetes, más los resultados de autoanticuerpos del paciente y los niveles de glucosa.
Informar a los pacientes en riesgo sobre los tratamientos disponibles para ralentizar la progresión de la diabetes, la necesidad de monitoreo continuo, los signos clínicos de T1D y la disponibilidad de ensayos clínicos.
Discutir la posibilidad de iniciar teplizumab en pacientes elegibles con T1D en etapa 2, o referir al paciente a atención especializada adecuada.
